Thursday, January 04, 2007

Periodismo Gonzo

Por: Martín Butera

El Periodismo Gonzo es un estilo de reporteo, sub-género del Nuevo Periodismo, que plantea un acercamiento directo al objeto (la noticia), llegando hasta el punto de influir en ella, y volviendo al periodista en parte importante de la historia, como un actor más; también suele imprimir más importancia al contexto que al texto, es decir, da preponderancia al ambiente en que ocurre tal hecho, por sobre el hecho mismo. El término se usó especialmente para describir el distintivo estilo narrativo del periodista y escritor estadounidense Hunter S. Thompson.

La mayor parte del mejor trabajo de Thompson fue publicado en la revista Rolling Stone. Su primer artículo publicado en ella fue Freak Power in the Rockies, en el que relataba su candidatura de 1970 para sheriff del condado de Pitkin, Colorado, como miembro del partido "Freak Power".
Thompson perdió en una estrecha votación, habiendo prometido en su campaña la despenalización del consumo de drogas (no así del narcotráfico, que desaprobaba completamente), destruir las calles y convertirlas en pastizales para que la gente camine, prohibir edificios tan altos que escondan el paisaje y la vista a las montañas y rebautizar Aspen, Colorado como la "Ciudad Gorda". El rival republicano contra el que compitió, lo instaba a rasurarse la cabeza y lo llamaba "mi oponente melenudo".
Thompson se fue a trabajar como corresponsal político para Rolling Stone, reteniendo el título de Director de Asuntos Nacionales durante treinta años, hasta su muerte. Dos de sus libros, Pánico y Locura en Las Vegas y Pánico y Locura en la campaña presidencial de 1972, fueron publicados (por entregas) en la revista. Junto con Joe eszterhas y David Felton, thompson fue fundamental en el proceso de expansión de Stone hacia más allá de solo la crítica musical. De hecho, Thompson fue el único escritor de planta de de aquella época que no contribuyó jamás con un artículo sobre música en la revista. Sin embargo, sus historias siempre tenían pinceladas y referencias a la música popular, desde Howlin' Wolf hasta Lou Reed. Armado con una de las primeras máquinas de fax a donde sea que fuese, se hizo famoso por entregar sus artículos a última hora, casi ilegibles, a las oficinas de la revista en San Francisco, siempre demasiado tarde para editarlos y corregirlos, pero justo a tiempo para publicarlos.
Nacimiento del Periodismo gonzo
En 1970, Thompson escribió un artículo llamado El Derby de Kentucky es Decadente y Depravado (The Kentucky Derby is Decadent and Depraved), para una una pequeña revista deportiva llamada Scanlan's Monthly. Aunque no fue muy leído en su momento, el artículo es el primero en el que Thompson utiliza las técnicas de los que posteriormente sería el Periodismo gonzo un estilo que ocuparía durante la mayor parte del resto de su carrera literaria. La descripción maniática y subjetiva en primera persona, fue supuestamente el resultado de la desesperación de Thompson, quien enfrentaba una inminente fecha límite para entregar el artículo. ya sin tiempo, arrancó las páginas de su cuaderno de apuntes y se las mandó a su editor, sin corregirlas o siquiera organizarlas.
En Febrero de 2005 a sus 67 años de vida decidió ponerle fin a su vida mediante un disparo.
Bs. As. Gonzo
En Buenos Aires, tenemos nuestro crédito local de periodismo Gonzo "Cicco", aunque el prefiere llamarlo “Periodismo Border”.
Un año atrás, harto del periodismo y de los periodistas, Emilio Fernández Cicco harto tambien de su particular jefe periodista, inicio una serie de crónicas donde se propuso abordar las historias tomando prestadas técnicas que no pertenecían al periodismo. Cicco me Corrige y me dice: "Tal vez no deberías decir prestadas, sino emplear el término más exacto: las robaba".
Me da tiempo apreto Rec-Play en mi grabador, lo apoyo en la mesa y Cicco se despacha.
Como en las películas de momias donde el protagonista viaja a Egipto a desenterrar un tesoro faraónico, dejé el periodismo atrás y me dediqué a explorar géneros inhóspitos y a vivir cosas fuera de lo común. Asistí a autopsias forenses, a orgías, me empleé como enterrador, como asistente de boxeo, fui catador sexual, cazador, anfitrión de tangos, nudista. En fin, me divertí. Al igual que el arqueólogo que regresa con una maldición a cuestas –o no regresa–, yo volví al periodismo siendo otro. Una bestia corrompida que descubrió que la “realidad real”, la “verdad verdadera”, por algún motivo, no entraba en los medios. A partir de entonces, decidí incorporar el hallazgo en mis textos y ver qué ocurría. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir: me peleé con infinidad de gente, me llamaron gay, antisemita, drogón, inútil, me dejaron fuera de fiestas y eventos, y en mi revista empezaron a mirarme como al unicornio. Un ser que directamente no existe.
En mayor o menor medida, así fue cómo se inició el border, una forma de narrar los hechos con pautas personales, desprejuiciadas, desencantadas.
Toda definición comienza por decir lo que no es. Bien, el border no es nuevo periodismo. Cuando Tom Wolfe, un dandy que se doctoró en la Universidad de Yale, estableció las bases del “nuevo periodismo”, se nutrió exclusivamente de la literatura, de sus reflexiones mentales, de sus descripciones, de su catarata de diálogos. Si bien Wolfe registró el género en un ensayo de 1975, el nuevo periodismo se inició en los ’60, y confesemos que, excepto que usted crea que Cher sigue siendo una adolescente, ya está un poco viejo. Sin embargo, nadie ha hecho el intento de superarlo.
Cuando Hunter S. Thompson fundó el “periodismo gonzo” en una crónica en primera persona sobre las carreras de caballos en Kentucky, donde se tomaba hasta la humedad de las paredes, daba la impresión de que se venía una verdadera revolución. “Para ser gonzo –describió Thompson, la voz más auténtica de la revista Rolling Stone–, se necesita el talento de un maestro periodista, la mirada de un artista o un fotógrafo, y las bolas bien plantadas de un actor.” Aunque vaga, no era mala definición.
En verdad, Thompson nunca tuvo en claro a qué apuntaba con lo de gonzo, estaba más bien ocupado tomando whisky y disparándole a todo lo que se le cruzaba en su cabaña de Colorado. Hasta que en febrero último tomó el revólver del revés y se voló los sesos.
El periodista Gonzo, Border como me gusta llamarlo, viola todas estas reglas, salta la frontera y regresa cargado de sustancias ilícitas sorteando la aduana de los editores, intoxicando todo lo que le rodea –el género, su vida–, en pos de una narración auténtica, de primera mano, con olor, con color, con un sentido, con una revelación.