Héctor Urruspuru es poeta y animador cultural; integró, desde fines de la década de 1970, el grupo de poesía oral “La Bestaba”, junto a los poetas Sergio Breccia, Roberto Fiorenza y Ricardo Giménez, con el cual realizaron innumerables recitales poéticos. En el año 1996, con Rodolfo Edwards, fundó “La yilé en el tobogán” que tuvo tres versiones: radial, ciclo literario y revista. En un sótano del barrio de San Telmo, llamado “El Arcángel”, “La yilé en el tobogán” realizaba, una vez por mes, unas extravagantes tertulias, poco usuales para la época, donde se proyectaban films bizarros de Russ Meyer y John Waters, mientras los poetas invitados desfilaban sobre el escenario. Aquellas noches solían terminar en un baile comunitario, bajo luces psicodélicas y una estruendosa música que se disparaba desde la cabina de un disc-jockey; una alegría de fin de curso volvía a correr en la venas de la poesía porteña. Uno años más tarde, Urruspuru armó “Maldita Ginebra”, una peña literaria sui generis, que se reúne religiosamente todos los viernes, después de medianoche, desde hace 12 años en el barrio del Abasto. En “Maldita Ginebra” no solamente habita la poesía, también usted se puede encontrar con una película de Fritz Lang, un trío de rock and roll o una improvisada danzarina nocturna, entre botellas que vigilan como granaderos.
La poesía de Urruspuru está pegada al cemento de los cordones suburbanos, pero también sabe florearse por pequeñas fondas del microcentro, gambeteando mesas hasta dar por fin con la esquiva poesía que se pierde como el aire de los globos cuando se desinflan de repente. No le tiembla el pulso para acariciar a la indomable y salvaje criatura humana, mientras hace equilibrio sobre las cosas que quedan.
